Este es el cuarto artículo de nuestra serie sobre el fraude de Jay Peak Resort. Puedes leer las anterior partes en: Parte I – Una estación de esquí y la codicia. Un fraude de 350 millones de dólares. Parte II – Comprando una estación de esquí con dinero robado. Parte III – Estamos en una nube, protegidos por el gobierno. Parte IV – Un plan en una servilleta Parte V – La SEC llama a la puerta
“Los clientes del resort no deberían ver lo que está pasando”, dijo el abogado de Miami, Jeffrey Schneider, que se hizo cargo de las estaciones de esquí, sobre los esquiadores y sus familias. “Si hubieran sabido lo que estaba pasando, hubieran entrado en pánico y se habrían ido. No queríamos interferir en el flujo de ingresos”.
Las estaciones necesitaban seguir ingresando dinero si las autoridades querían tener alguna esperanza de recuperar lo robado. También había que salvar cientos de puestos de trabajo.
La intervención de la SEC
Schneider dijo que después de la intervención de la SEC, los empleados empezaron a hacer preguntas. “Es entonces cuando se ve la conmoción, tanto en el lenguaje corporal como en las palabras”, dijo. “Hacen la pregunta obvia: ¿Voy a cobrar? ¿Voy a perder mi trabajo?”.
Faltaba una persona muy importante: Bill Stenger, el director general. Schneider no tardó en ponerse en contacto con él a través del teléfono móvil, y Stenger se presentó en su Audi negro con la etiqueta “JayPeak1”.
Schneider llevó a Stenger a una de las pequeñas salas de conferencias del hotel, puso sobre la mesa una caja de pruebas de la demanda de la SEC y entregó a Stenger la demanda y la orden de alejamiento. Le pidió las llaves del Audi.
Durante la siguiente hora, Stenger leyó los documentos que Schneider le había entregado. Leyó todas las pruebas sobre el dinero de los inversores que Quirós utilizó ilegalmente para comprar Jay Peak, los apartamentos que Quirós compró en Nueva York y la red de cuentas bancarias que se utilizaron para ocultar el rastro del dinero.
“No sabía nada de esto”, imploró Stenger a Schneider. “Estoy sorprendido”.
“Lo dijo muchas, muchas veces”, recordó Schneider.
El agujero en Newport
Para muchos residentes en Newport, el daño ya estaba hecho.
Eric Flachbart había hecho una gran apuesta por Newport. Había oído que estaban sucediendo cosas emocionantes y que la pequeña ciudad sería un lugar ideal para ubicar su negocio de dispositivos médicos cuando se trasladara al norte desde otra ciudad de Vermont. Compró la antigua fábrica juguetes de Newport en 2011, invirtiendo 1,4 millones de dólares en la nueva fábrica, justo cuando los desarrollos y el marketing de Quirós y Stenger estaba en su punto álgido.
El plan era utilizar uno de los edificios de la fábrica para su propio negocio y alquilar un segundo edificio a algún otro negocio que formara parte del boom de Newport. Flachbart también compró una gran casa en el pueblo, pensando que podría venderla en unos años, cuando los ejecutivos de AnC Bio buscaran un lugar para establecerse.
“Todas estas grandes cosas que iban a suceder en Newport harían que el valor de estos inmuebles subiera”, dijo Flachbart.
Ninguna de sus esperanzas se hizo realidad. AnC Bio nunca llegó, y ninguna empresa alquiló ese edificio vacío. El negocio de Flachbart quebró en 2016. El banco se quedó con los inmuebles y Flachbart se mudó a Florida para empezar de nuevo.
Hoy en día, la ciudad de Newport tiene un agujero gigante en su centro de la ciudad: una manzana demolida donde se suponía que uno de los futuros proyectos EB-5 no aprobados de Stenger y Quirós iba a construir nuevas tiendas, restaurantes y oficinas.
“Es una pena”, dijo Flachbart, “porque esos dos tipos simplemente tomaron el pelo a la ciudad”.
Quirós y Stenger en los tribunales.
Quirós llegó a un acuerdo con el gobierno federal por 85 millones de dólares; se le exigió que renunciara a todas las propiedades, excepto a su casa de Florida, mientras los funcionarios federales y estatales intentaban limpiar el entramado. Parte de los fondos están destinados al desarrollo económico de la zona de Jay Peak.
Stenger, que nunca ha sido acusado de recibir dinero indebidamente, pagó una multa de 175.000 dólares en varios casos. Admitió en el acuerdo que no supervisó adecuadamente los fondos de los inversores del programa EB-5, lo que permitió que se utilizaran de forma ilegítima.
La defensa de Stenger, trató de demostrar que Quirós, “el cabecilla de la conspiración”, mantuvo sus actividades ilegales en secreto ante Stenger.
El banco Raymond James llegó a un acuerdo sobre su papel en el fraude por 150 millones de dólares. El ex empleado de Raymond James, Joel Burstein, ex yerno de Quirós pagó 80.000 dólares a la SEC y se le prohibió trabajar para ningún bróker, agente de valores o asesor de inversiones durante los próximos diez años.
Cuando las acusaciones de Jay Peak salieron a la luz en los tribunales, políticos de todo tipo se distanciaron rápidamente de los hombres y de los proyectos que una vez anunciaron. Vermont había visto cómo se invertían 500 millones de dólares en sus regiones más necesitadas por parte de 1.000 inversores extranjeros, unos 700 de ellos sólo en Jay Peak, Burke Mountain y AnC Bio.
Aunque algunos inversores de Jay Peak finalmente pudieron obtener el permiso de residencia en EEUU al invertir en los programas EB-5, se les siguen debiendo más de 200 millones de dólares, parte de los cuales deben proceder de la venta de los complejos turísticos de Jay Peak y Burke Mountain, en un fraude que no solo afectó a un grupo de inversores, sino a una de las zonas más despobladas del estado de Vermont, utilizado en este fraude como moneda de cambio.
Enhorabuena! Has llegado a la última parte de nuestra serie sobre el fraude de Jay Peak Resort, si quieres estar al día de las próximas publicaciones puedes seguirnos en Facebook, Twitter o Instagram o suscríbete a nuestra newsletter mensual.